Soy la hija del panadero. ¡Que mucho jodieron con eso cuando estaba en la escuela intermedia y superior! No me averguenza el oficio de mi papá, ni me molesta que me llamen “la panadera”. Lo mejor que hacía, y que les sorprendía, era que cuando no se acordaban de mi nombre y me llamaban “panadera” yo me viraba, les decía mi nombre (María) y seguía andando. Si me querian decir algo me importaba un pito. Simplemente seguía mi camino con la frente en alto.
“Panadero y traigo el rico pan…” Así me cantaban tratando de sacarme por el techo. A veces me preguntaban si mi papa sabía sobar (en referencia al pan sobao) y yo, ni corta ni perezosa les contestaba: “Si. ¿No me estás viendo? ¿Me hicieron bien, verdad?”
Siempre han dicho que soy una hija de puta por la forma en que contesto cuando quieren joderme. Realmente no soy una hija de puta. Soy la hija de un panadero y de una empleada de comedores escolares. ¿Acaso nunca se pusieron a pensar lo que yo pudiese hacerles con lo que me compraban o comían en la escuela a forma de venganza?!! ¡Chorro de pendejos! Pude haberle puesto mierda de cucarachas en las habichuelas o pasar el pan o las donas por el piso… Eso se me acaba de ocurrir… no se me ocurrió antes pues era demasiado buena para hacer el mal.
Ya los dos estan retirados de su trabajo. Mis dos heroes finalmente descansan del arduo trabajo que es la cocina, aunque las manías no se les quitan. Papi no puede dejarnos hacer un bizcocho de cajita tranquilos, rápido empieza a decir que eso no se hace así; Mami, cuando cocina te quiere obligar a comer cuando ella dice. ¡Carajo!! ¡Yo sé leer las instrucciones! ¡Yo no tengo hambre ahora!
Ahh… pero como yo sólo se freir un huevo (no se cocinar, es cierto), pues, para ellos eso significa que no puedo hacer las cosas sola… A mi me gusta el arroz amogollao; hace como dos semanas hice un poco y más bien parecia masilla para empañetar… Me comi un poco y todavía me pregunto quien se comio el resto pues desapareció.
No se cuanto tiempo pase desde la publicación de este blog hasta que mis padres dejen de estar en este mundo; lo que sí sé es que después de ahí, así pasen cien años y haya alguien que se acuerde de mí cuando era niña-adolescente-joven-adulta, seguramente seguiran diciendo “¡Ay! ¿Te acuerdas de la hija del panadero, Don Moisés?... blah, blah, blah…” Esa será mi mancha de grasa y harina por el resto de mi vida (en este caso no es de plátano).
Papi… ¡Te quiero! Gracias por ser mi papá…
“Panadero y traigo el rico pan…” Así me cantaban tratando de sacarme por el techo. A veces me preguntaban si mi papa sabía sobar (en referencia al pan sobao) y yo, ni corta ni perezosa les contestaba: “Si. ¿No me estás viendo? ¿Me hicieron bien, verdad?”
Siempre han dicho que soy una hija de puta por la forma en que contesto cuando quieren joderme. Realmente no soy una hija de puta. Soy la hija de un panadero y de una empleada de comedores escolares. ¿Acaso nunca se pusieron a pensar lo que yo pudiese hacerles con lo que me compraban o comían en la escuela a forma de venganza?!! ¡Chorro de pendejos! Pude haberle puesto mierda de cucarachas en las habichuelas o pasar el pan o las donas por el piso… Eso se me acaba de ocurrir… no se me ocurrió antes pues era demasiado buena para hacer el mal.
Ya los dos estan retirados de su trabajo. Mis dos heroes finalmente descansan del arduo trabajo que es la cocina, aunque las manías no se les quitan. Papi no puede dejarnos hacer un bizcocho de cajita tranquilos, rápido empieza a decir que eso no se hace así; Mami, cuando cocina te quiere obligar a comer cuando ella dice. ¡Carajo!! ¡Yo sé leer las instrucciones! ¡Yo no tengo hambre ahora!
Ahh… pero como yo sólo se freir un huevo (no se cocinar, es cierto), pues, para ellos eso significa que no puedo hacer las cosas sola… A mi me gusta el arroz amogollao; hace como dos semanas hice un poco y más bien parecia masilla para empañetar… Me comi un poco y todavía me pregunto quien se comio el resto pues desapareció.
No se cuanto tiempo pase desde la publicación de este blog hasta que mis padres dejen de estar en este mundo; lo que sí sé es que después de ahí, así pasen cien años y haya alguien que se acuerde de mí cuando era niña-adolescente-joven-adulta, seguramente seguiran diciendo “¡Ay! ¿Te acuerdas de la hija del panadero, Don Moisés?... blah, blah, blah…” Esa será mi mancha de grasa y harina por el resto de mi vida (en este caso no es de plátano).
Papi… ¡Te quiero! Gracias por ser mi papá…
2 comentarios:
Bienvenida a la blogosfera querida amiga..aqui está la hija del mesero y la beautician.
Gracias... y mas gracias por que necesitaba escribir...
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