jueves, 23 de octubre de 2008

Buenas Noticias, Alegrias y Milagros

Hace unos días que llegue a la ciudad de Washington, DC... y estoy sorprendida con todo lo que he visto y me he percatado.... Ando con Laura, una ex compañera del trabajo, y la hemos pasado super... congeladas pero super!! Gracias a la amabilidad de otra amiga, Yayie, que nos albergó en su casa, esto ha sido una maravilla...

Washington y sus museos y edificios y calles no se pueden ver en 4 días... tenemos los pies que no los aguantamos... y todavía nos falta Nueva York!!!

En casa de Yayie me topé con una báscula en el baño y me dió tentación... la última vez que me había pesado me dio un ataque cuando vi el espantoso número aquel... 192 libras!!! Horror!!!

Hace casi un mes comenzé a tomar unas pastillas naturales para bajar de peso y he notado el cambio pues ya los pantalones se me bajan, y pude meterme en unos un tamaño menor al que estaba utilizando... así que llena de valor me trepé en la báscula y miré atentamente el numerito: 173 libras!!! Oh!, Yeah!!! Es una alegría enorme que siento al ver ese número... tengo que bajar varias libras más para poder empezar a hacer ejercicios, pues mi metabolismo es tan loco que, si hubiese hecho ejercicios antes, en vez de rebajar, aumento de tamaño...

Acá en esta ciudad tan extraña y familiar a la vez, he podido notar que casi no hay deambulantes (supongo que por el frío estan escondidos...), los edificios son hermosos, las calles amplias, y, extrañamente, la gente es amable y cortés... No he visto gente alborotando, ni Burger Kings, ni McDonalds, ni otros fast foods por las calles donde caminamos...

Es una pena que me tenga que ir a NY pues me falta mucho por ver... no pudimos llegar a ver la Casa Blanca ni el Freedom Plaza, ni el Pentágono, entre otros lugares importantes... pero no le hace, eso es para que vuelva...

Entre las buenas noticias que he recibido está el que varios amigos adorados están por acá... Yayie, quien nos brindó su casa; Mario, a quien no veia hace más de 7 años... y Patrick, a quién no he podido ver ni llamar por andar de prisa para avanzar a ver lo más que pueda...

Mientras escribo estas notas, tanto Yayie como Laura están tratando de hacer un milagro en mi pelo, pues querian verme "lacia" y se han dedicado a pasarme la maravillosa plancha... y están sorprendidas con el cambio que he dado y con el largo de mi pelo. ¡Hasta yo me quede boba cuando vi que llega a la cintura!!!

Ni modo... rezaré para que no llueva de camino a la estación del tren ni en NY... y, mientras disfruto del resto de mi viaje, disfruten ustedes también...

PD: disculpen la falta de acentos y el ~ sobre las enes... estoy escribiendo desde una laptop y no sé como ponerlos sin el alt... así que, así se queda hasta que llegue a casa... (editado el 5 de enero del 2009 para ponerle los dichosos acentos, tildes y tags... por la vagancia no lo hice antes... disculpen esa y otras más!! Feliz Dia de Reyes!!)

lunes, 13 de octubre de 2008

Vuelvo a nacer...

En el ocaso de los 33 me detengo un momento a refleccionar sobre lo que he hecho en mi vida... Y como ustedes, mis queridos lectores, siempre tienen algo que argumentar sobre lo que escribo, de antemano les digo que no estoy deprimida... ni tengo coraje, ni nada... estoy muy bien y tranquila.. Solo son palabras que querian salir y ahi estan... Hace 2 horas que escribí esta nota y la quiero compartir con ustedes, pues, quizás, les haga refleccionar también sobre sus propias vidas...

¡¡Gracias por los buenos deseos y las felicitaciones en mi cumpleaños #34!!!


Vuelvo a nacer en 24 horas... Y aun no encuentro mi razón de ser, mi camino. ¿Estaré en el lugar correcto? ¿Habré elegido bien lo que quiero? ¿Por qué he de seguir mis pasos hacia el norte? ¿Olvidé algo en el sur?

Muchas son las interrogantes y pocas las respuestas... Solo de una cosa estoy segura: no me pienso detener por nada, ni por nadie. He aprendido en el camino a fuerza de golpes.. y aquello que se aprende de difícil manera es difícil de olvidar...

Entre las cosas que aprendí está el no confiar en la mirada intesa y callada de los hombres... me vuelven estúpida... ¿Seré una Julia más? ¿Otra Elena? ¿Hacia dónde me dirige mi cabeza? ¿A dónde quiere ir mi corazón? ¿Realmente mis pies quieren llegar allá?

Más preguntas... No hay respuesta.

Faltan 23 horas para que vuelva a nacer... y todavía no se si quiero quedarme, partir o volver...

domingo, 5 de octubre de 2008

Carta abierta a lo que no debio ser

4 de octubre del 2008, 9:34 am

Durante los pasados días, he vivido experiencias dulces y amargas a la sombra de una ilusión provocada por un espejismo. La mente nos juega unas trastadas que nos confunden y nos provocan sentimientos adversos que, en ocasiones, no sabemos como interpretarlos.

Admito, de forma pública y consiente, que me equivoque al pensar que la llegada de este señor a mi vida podía ir más allá de la historia. En ningún momento mi intensión fue incomodarle; mis acciones y palabras respondían a los latidos tan fuertes que mi corazón iba marcando.

La ilusión de un amor me envolvió y me embriagó, haciéndome perder mi norte, y poco a poco su presencia y su imagen fueron ocupando los espacios inhabitados­, abandonados y ocupados de mi mente.

No quería irme de su lado, quería estar ahí, para lo que me necesitase, quería volverme parte de su vida y lo intente. Se muy bien las cosas que dije, y todas sus acciones me dan la razón para seguir pensando firme en todo lo dicho.

Puedo ver o considerar su acción y actitud ante mis palabras como la oportunidad perfecta para escapar. Me presté para realizar cosas que no me interesaban, cayendo así en su trampa; en la trampa puesta en nuestro camino.

No soy la única que ha salido lastimada, no soy la única que ha salido perdiendo. Por mi parte, ya he vivido estas situaciones antes y se lo que va a pasar, y se que va a doler, y se que me voy a curar de este dolor, hasta que otro ser insensible venga a engañarme y a jugar con mis sentimientos.

Quiero que recuerde usted, señor, que a pesar de que no quiera hablarme, de que este molesto conmigo por haberle comunicado lo que yo sentía y pensaba, estaré aquí, dispuesta a escucharle, a recibirle con los brazos y la mente abierta a la conversación sincera y al entendimiento mutuo.

Fue una batalla, pequeña, corta, pero intensa... una batalla en la que salí perdiendo, pero la guerra continua... la guerra contra mi misma. Y se que voy a vencer...

En todo momento, y lo puede corroborar en todos los escritos que le envié, solo quise hacerle participe de cada uno de mis pensamientos y sentimientos, de las cosas que usted iba logrando en mi y le di gracias por ello; y le pedí perdón por haberme enredado en su camino y le pedí perdón por no haberle podido sacar de mi mente y por haberle deseado.

Y le pedí una oportunidad, cuando dije que me iba, y me falte el respeto y falte a mi palabra, pues lo que siento por usted es mas grande que yo. Este sentimiento no nace todos los días, y cuando aparece en nuestro camino hay que atesorarlo y cuidarlo y cultivarlo para que nos de la felicidad que necesitamos.

Quise tantas cosas, soñé solo una: compartir a su lado sin esperar nada a cambio. Estaba dispuesta a afrontar problemas que no me pertenecen y todavía, a pesar del dolor que siento en el alma, estoy dispuesta a esperar.

Vuelvo a repetir mis palabras, vuelvo a doblegarme y a pedir perdón. Solo quería estar a su lado, nutrirme de usted, llenarme de usted...

A fin de cuentas, solo quise amarte...

María Irene

jueves, 2 de octubre de 2008

Lo extrañaré

Hoy me despedí de ese hombre que en tan corto tiempo causó heridas profundas en mi alma, sin proponerselo... Le dije adiós con ganas de besarlo y amarlo salvajemente, pero me contuve. Se que no debí haber tomado esa decisión y que debí haber esperado pacientemente... pero no estaba dispuesta a perder el tiempo en la nada... No quería vivir, otra vez, experiencas y situaciones ya vividas.

Me duele el alma, pero estoy consciente de ese dolor, y se que se me pasará pronto. Se que, con el tiempo, podré intentar nuevamente alcanzar la felicidad...

Lo extrañaré. Extrañaré sus arranques juveniles -a veces hasta infantiles-, extrañaré su coqueta sonrisa y sus dientes torcidos... su mirar profundo... su silencio.

Extrañaré sus manos en mi espalda... la forma en que me besó aquel día...

¡Cuánto daría por escuchar de sus labios una sola palabra -"vuelve"-; una frase -"quiero verte"-; un mandato -"no te vayas, quedate!"

Daría cualquier cosa por sentir su lengua en mi garganta ahogando mis palabras; sus manos restringiendome la libertad con tal de que me quede a su lado...

Lo daría todo por volverlo a ver...